Guardarropas y autoestima
Timoteo fue mi socio un par de meses. Compartíamos gustos musicales, maneras de pensar, ideas, experiencias y algunas cosas más. Era frío, calculador, distante y un poco perverso. Le gustaba la idea de seducirme para que en la sociedad tuviera las mismas ideas que él y lo apoyara sus proyectos. A mi me gustaba un montón y me gustaba la idea de jugar a seducirnos. Era flaquito, fumador, y un poco consumido. A veces me pregunto qué le veía a ese chico. Él siempre caía con los lentes de sol puestos a todas nuestras reuniones de trabajo. Nunca entendí muy bien a qué se debía. Hasta que un día, pensando en los por qués, llegué a la conclusión de que era para fortalecerse. Su mirada era penetrante, pero con los lentes podía decir cosas que de otra forma no se animaba. Era como si al ocultar su mirada, se conectaba con él mismo y podía decir exactamente lo mismo que pensaba pero de una forma que el resto del mundo pudiera procesarlo y entenderlo. Su crudeza no era recibida por los otros y de esa forma no lograba lo que quería. Era la herramienta que tenía para manipular a los otros, y que hicieran lo que él deseaba. Sin objeciones posibles. Sostenerse en usar los lentes le permitía ser porque era como un velo entre quién era y el logro que deseaba tener. Le permitía expresar lo que quería sin dejarse intervenir por los demás y sus opiniones. Hablaban de una inseguridad interna tremenda, de no poder sostener la mirada frente a su deseo, frente a un otro. Era la fortaleza que necesitaba para sostenerse a sí mismo y a su voz, y que nada ni nadie lo penetrara, lo cambiara, lo confundiera. Verte a través de un velo, le permitía no agachar la cabeza frente a lo que el otro quería de él, y reafirmarse en su posición sin lidiar con eso. ¿Por qué sin los lentes él sentía que su voz no valía? ¿era una cuestión de conectarse con él mismo? ¿o de no querer ver a los demás para no desconcentrarse de lo que sentía? ¿se dispersaba? ¿o tenía miedo de que no lo escuchara, no lo entendiera? ¿por qué no sentía que podía sin necesidad de algo externo que lo acompañara? ¿qué le pasaba por dentro? ¿era por mi, por quién yo era? ¿o eso venía de antes, de experiencias pasadas? ¿cuál era su miedo y por qué lo ocultaba? ¿qué es lo que me quería comunicar con esto que hacía? ¿será mi interpretación de los hechos atinada? A veces hacemos las cosas así, como nos salen, desde el lugar que tenemos disponible, desde la dependencia. Existe, a veces, la necesidad de algo externo que nos proteja porque sentimos que con lo que tenemos internamente no es suficiente para que la mirada frente a al otro se sostenga. Pero es importante que los lentes cumplan su función de protección frente al sol y no que sean una necesidad frente al miedo que te causa la invasión de una mirada externa.
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