Guardarropas y autoestima
Martín se vestía vintage. Osea, viejo. Muy viejo. Pasado de onda, de temporada, de década, de todo. Era su forma de darle una segunda oportunidad a las prendas, de revestirlas. De ahorrar un poco también, eso estaba piola. Su armario tenía toda la onda. Bueno, si David Bowie te gusta. Él se vestía vintage antes de que se pusiera de moda, sea tendencia y aburra. Le gustaba la idea de llevar las historias de otros encima, de vivirlas. De nconvertirlas en propias. A veces me preguntaba seriamente si a él le gustaba la suya. ¿Por qué le gustaba ser otras personas? ¿qué era lo que sentía que le faltaba para convertirse en una? ¿qué tenía de interesante la vida de los demás si poco tenía que ver con la suya? ¿por qué a través de la ropa cargaba con otras personas y sus respectivas historias? ¿eso le pesaba o lo aliviaba de la decisión de tener la suya propia? ¿podríamos construir juntos si él cargaba con cosas no del todo propias? ¿o todos esos mundos y personas estarían incluidos en nuestra historia? ¿sería nuestra si estaba mezclada con la de los demás? Comprar ropa usada tiene esa doble vuelta, por un lado ayuda al planeta, te hace ahorrar y construir un estilo único pero por el otro, ¿de quién era antes esa prenda? ¿cuál era su vida? ¿esa persona que la tenía antes se parecía a vos ahora? ¿al usarla expresas esa historia que no es tuya? ¿o simplemente contribuye a contar de otra forma la tuya? Lo vintage o de segunda mano siempre me despertó esas preguntas. A él se las hacía, pero no sé si él a sí mismo se cuestionaba de esta forma. Me parece que solo le interesaba encontrarse en esas historias y darle a la ropa, y a las personas, una segunda chance. La posibilidad de tener otra historia distinta construída en base a lo que él sentía. Era como si le diera a todas esas historias esa oportunidad distinta que a él le hubiera gustado existira en la suya. Es muy loco pensar que a veces la ropa que elegimos también se trata de nuestras faltas, de lo que no tuvimos y nos hubiera gustado que tener o que sucediera. De creer que con la inclusión de ropa de otras personas, y por ende, de otras historias, se enmienda la propia. Como si a los demás no les hubieran sucedido cosas que no querían y no sintieran también las faltas que tuvieron y fueron distintas a las propias.